Dakota se encontraba prácticamente a oscuras en aquel lugar. Miró a su
alrededor tratando de buscar un atisbo de que alguien más estaba allí, pero no
veía a nadie. Sin embargo, sentía la extraña sensación de ser observada. Volvió
a dar una vuelta sobre sí misma y entonces le vio. Él la observaba un par de
pasos por detrás, tal y cómo la había visto en su futuro una y otra vez. Pero
en aquella ocasión había llegado el momento por el que tanto había temido. Pero
allí estaba ella. Tyler sabía exactamente cuales iban a ser sus movimientos,
sabía que en la parte trasera del pantalón guardaba la daga que le costaría la
vida, sabía cómo iba a suceder todo. Y estaba preparado para ello.
Dakota sacó lentamente el cuchillo de su pantalón y lo empuñó con
fuerza. Trató de darle una estacada por la izquierda, tal y como Tyler había
previsto. Este con un ágil movimiento consiguió arrancarle la daga de entre las
manos. La empujó contra la pared y colocando el brazo sobre su garganta le
apuntó con el filo al cuello. Dakota permaneció totalmente inmóvil mientras él
clavaba su mirada en ella.
-¿Sabes? Por un momento pensé que no vendrías –habló él sin moverse de
su posición.
-Tú mejor que nadie sabías que yo iba a estar aquí, que esto iba a
pasar.
-Sí, lo sabía. Lo que no pensé es que te estaría apuntando con una daga
en el cuello, pero lo único que querría sería besarte.
Aquello le pilló a Dakota desprevenida.
-Ambos sabemos que lo que ocurrió entre nosotros fue todo mentira,
Tyler.
-¿Eso es lo que tú sientes? ¿Qué todo fue una mentira?
-Es que es así. Tú no te acercaste a mí porque yo te interesara, y yo no
te seguí el rollo porque me gustabas. Ambos queríamos conseguir algo del otro.
-Pero las cosas cambiaron.
Dakota sabía que todo aquello le costaba más de admitir de lo que quería.
Sabía que el acercarse simplemente a él para encontrar la información que
querían se le había ido de las manos, y enamorarse de él en aquel momento había
sido un problema. Aun así, cualquier cosa que sintiera por aquel chico no podía
impedirle seguir con lo que había empezado. Pero no podía continuar observando
aquellos ojos sin que su mente recordara todos aquellos momentos que pasó con
él.
-Da igual lo que pasó, Tyler. Ya no importa.
-¿Por qué? Sé que todo empezó como una mentira, pero ¿y si ya no es lo
mismo? ¿Y si me he enamorado de ti y no soy capaz de hacerte ningún daño?
Ella tragó saliva, sin saber qué contestar. Tyler apartó el brazo de su
cuello y deslizó la daga por su torso mientras Dakota se estremecía a cada
momento que notaba el filo en su piel. Tyler depositó el cuchillo sobre la mano
de ella y se alejó un par de pasos.
-Haz lo que tengas que hacer, entonces. Se supone que uno de los dos no
saldría de este encuentro, pero lo siento si no puedo defenderme –se colocó
frente a ella y abrió los brazos en señal de rendición-. Vamos –la incitó.
Dakota notaba como sus ojos se anegaban en lágrimas mientras le
observaba, sintiendo el peso del cuchillo en su mano. No pudo aguantar más y
una lágrima resbaló por su mejilla. Desvió la mirada, sin poder aguantarla
sobre él.
-¿No vas a hacer nada? –inquirió Tyler-. Mi muerte es lo que esperabas
desde un principio.
El cuchillo resbaló de la mano de Dakota hasta el suelo y ella se cubrió
el rostro con ambas manos.
-Está bien, Tyler. No, no puedo hacerlo. Desde el momento en el que he
aparecido aquí lo he pensado. Ahora mismo soy incapaz de hacerte daño. Y sabes
perfectamente cuál es el porqué. Es porque estoy... totalmente enamorada de ti.
Sin previo aviso él cogió su rostro entre sus manos y le besó apasionadamente.
Ella no puso resistencia alguna y pasó los brazos alrededor de su cuello al
tiempo que enredaba los dedos en su pelo.