martes, 5 de marzo de 2013

Es estar ahí



La habitación está en completo silencio. Ella está tumbada frente a mí. Con sus brazos se cubre el rostro y su mirada está clavada en las sábanas, mientras su mente se encuentra a kilómetros de aquí. La miro y quiero acercarme a ella, no de una manera física, no solo el hecho de abrazarla, sino de poder ayudarla.
Sé todo lo que ha tenido que sufrir, conozco mejor que mucha otra gente por todo lo que ha tenido que pasar.
Me acurruco sobre ella y acaricio su pelo. Permanece totalmente inmóvil, no mueve un solo músculo no dice una sola palabra. Empiezo a temer que vuelva la chica que era hace unos meses, porque sé que esa chica está luchando por volver a salir. Aquella chica que se envolvía en una coraza y no permitía que nadie absolutamente la penetrara, aquella que no era capaz de enfrentar lo que le sucedía; aquella que se escondía de todo. Ahora está intentando ser fuerte, tratando de no dejar escapar ninguna lágrima.
No digo nada. Sé que nada de lo que diga puede cambiar lo sucedido, así que me limito a abrazarla. No soporto verla en esta frustrante situación. Es cuando mis brazos la rodean cuando parece reaccionar, vuelve a la realidad. Levanta la mirada y clava sus ojos llorosos en mí. Yo la miro y beso su frente. Es entonces cuando ella se derrumba. Hunde su rostro en mi pecho y comienza a llorar. La abrazo más fuerte y trato de consolarla.
Porque supongo que el amor es eso, es estar ahí para verla reír, pero también es estar ahí para verla llorar.

3 comentarios:

  1. Sin duda el amor es para las buenas y para las malas.
    Qué razón.
    Un besazo, May R Ayamonte

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  2. QUE BIEN Marta, me encanta y me ha recordado a mi libro!

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  3. QUE BIEN Marta, me encanta y me ha recordado a mi libro!

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